enero 18, 2006

Autoayúdate que Buda te ayudará

Acabo de terminar un libro que me gustó mucho, Dharma Urbano, de Arthur Jeon. Se trata de aplicar los principios prácticos del budismo a la vida cotidiana, con sencillez, sentido del humor y mucho sentido común. No le digo que esté de acuerdo 100% con lo que propone el autor, pero sí que me gusta mucho. Entre los libros "espirituales" o de "autoayuda" hay bastantes diferencias, pero creo que la principal está entre los que alimentan el ego y los que, como este, parten del hecho de que el ego es el principal problema de nuestra vida, una vez solucionadas las necesidades básicas. Es el ego el que nos manda cambiar el auto todos los años, conseguir ese ascenso, construir o destruir un imperio y, la verdad es que no nos deja en paz, porque nos obliga a actuar a expensas de la felicidad. Bueno, eso es lo que viene sosteniendo el libro y emparenta con otro que lei hace un tiempo y también me gustó "Budismo sin creencias" de Stephen Batchelor. Los dos autores hablan de un budismo laico y agnóstico, sin jerarquías eclesiásticas, sin mitologías, sin reencarnacionismos, algo que me gustaría resumir en ese paradógico dicho budista: "Si te encuentras con el Buda en el camino, mátalo". También tengo para recomendar el libro de A.M. Matthews "Siete claves para vivir en calma", que, en la misma tradición ofrece caminos para vivir con serenidad.

Y ya que nos pusimos muy espirituales, bajemos a la dura materia. Me tomé el trabajito de leer Padre Rico, Padre Pobre, primero de Robert T. Kiyosaki, un libro de autoayuda financiera. Tuve que tragarme una pila de páginas en las que el hombre acierta en un par de ideas, como que sería mejor que uno invirtiera la plata en lugar de gastársela porque la plata que se invierte genera más plata y luego uno puede gastar los excedentes. Pero luego, a la hora de la práctica uno ve que los ejemplos son traídos de los pelos, que lo que parece que es una simple decisión: deje de trabajar para otros y trabaje para sí mismo, no da resultado tan fácil (mire en qué terminan casi todos los retiros voluntarios e indemnizaciones de este país). Pero además es, de acuerdo a esa ideología del norte, según la que ser pobre es un pecado, el libro es un manual del egoismo y la falta de solidaridad que aparte de este Kiyosaki, creo que sólo Bush podría haber escrito. En fin, a los efectos prácticos una basura, a los fines éticos ídem.

Y para terminar con estas cuestiones existenciales, acabo de terminar la divertida novela "Cuarenta y tantos", de Nigel Williams, que es el diario personal de un hombre de casi cincuenta años, enfrentado a su barriga, su mujer independizada y sus hijos adolescentes, con el background de la BBC, donde trabaja el pobre tipo, como actor de una novela radiofónica. Aunque el final tiene un toquecito moralejista que mucho no me gustó, las quinientas páginas me las tragué ansioso, lo que no es común. Eso sí, consejos para la vida, ninguno que me sirviera.